-Hola, muchacho-susurró.
Peter dio un paso adelante, intentando parecer más alto,
más erguido, más joven para ella,
intentando ser todo lo que hacía tiempo
había renunciado a ser para los demás.
Es costumbre escribir en el blogg cuando cumples años, pues yo, yendo contra todo pronóstico-o no-escribiré en mis últimas horas de "Feliz no cumpleaños" con 18 años.
Debería escribir una especie de memorandum reducido sobre lo que ha sido de mí durante este año; sobre las cosas que he aprendido y he hecho durante estos trescientos nos se cuantos días que me han sido otorgados...
Pero tampoco voy a hablar de eso aquí puesto que es algo que no creo que os interese en absoluto leer y que a mi no me apetece escribir.
-Ahora, prestad atención,
hay una regla que insisto en que respetéis mientras estéis en mi casa.
Y consiste en no crecer.
¡Si estáis creciendo, deteneos en este mismo momento!
Me limitaré a dar las gracias a todas aquellas personas que para bién o para mal, por unas u otras razones, por estos o aquellos motivos, presentadas por fulanos o marianos, han aparecido en mi vida durante este, cuanto menos, divertídismo año.
Volaron hasta el amanecer,
cruzando el cielo nocturno,
pasando junto a la Luna y las estrellas,
atravesando el tejido de los sueños de los niños
y los recuerdos de la infancia.
En el transcurso de nuestra vida,
a todos nos ocurren cosas extrañas
de las que no nos percatamos que han sucedido
hasta al cabo de un tiempo.
Lo dicho, Merci beaucoup a todos y...
¡FELIZ, FELIZ NO CUMPLEAÑOS!
PD: La poesía que recita el pequeño ratoncito fue la primera poesía que aprendí en mi vida... A pesar de todo, los niños eternos también crecemos.
Crecer, será una gran aventura
"Durante el siglo XVIII los relojes se consideraron las máquinas más perfectas jamás construidas por el hombre debido a su capacidad de hacer coincidir la idea de tiempo con la de espacio."
Ignacio Ramonet.
Algunos los consideran artilugios divinos. Máquinas perfectas que nos mantienen informados del nombre que los momentos que estamos viviendo poseen. Criaturas diseñadas para servirnos, para estar a nuestra merced. Capaces de respondernos cuando les pedimos saber cuánto falta para esto o para aquello, cuánto más durará nuestro descanso, nuestra labor o la más feliz de nuestras experiencias...Yo sin embargo los miro con recelo, molesto , y no por su aspecto exterior, ya que algunos son auténticas obras de arte; si no por lo que representan.
Cuando descubro sus manecillas encerrando al tiempo en "tics" y "tacs", dejando libres sólo los espacios que quedan entre ellos ordenados uniformemente; controlando cada instante y situándolos en lugares previamente determinados y organizados, mi deseo no es otro que el de lanzarlos con fuerza contra el suelo para liberarles de su prisión eterna. Para impedir que sigan esclavizándolos sin piedad. Para convertirme en el liberador de los segundos, de los minutos, horas y días... de los años...
Tanto empeño tenemos en identificar un momento con una hora y una fecha determinadas que en algunos casos nos olvidamos de vivirlos plenamente. Siempre pendientes de los "tics", siempre escuchando retumbar en nuestros oídos los "tacs"; una y otra vez, sin cesar, avisándonos, advirtiéndonos de que se agota el tiempo libre, que cuando les alcancen las manecillas ellos también quedarán clasificados y ordenados como sus antecesores...
Pues yo grito ¡No!, grito a quién me quiera escuchar que deberíamos levantarnos y arrojar nuestros relojes. Dejar de intentar domar al tiempo. Dejar de intentar conotrolarlo todo.
Sintámonos por una vez libres en un mundo controlado por el caos de no saber qué hora es o cuantos minutos faltan para la media noche. Volvamos a aprender a regirnos por el sol y la luna, recordemos cómo guiarnos con ayuda del musgo de las piedras o las constelaciones trazadas en el cielo...
El Tiempo es tiempo y nosotros no somos nadie para intentar ordenarlo, encerrarlo o domarlo...
Quizá sea él quien en realidad nos haga suyos...
Quizá intentamos ganar una batalla perdida de antemano...
Quizá por eso recibimos la revancha sin poder evitarlo...
Quizá...